A principios de julio me pasé por este abrevadero en la Sierra de las Villas. El agua que salía del caño lo hacía a una temperatura muy alta, debido tal vez al calentamiento que sufría al llegar conducida por una tubería que se encontraba a pleno sol.
No observe a ningún anfibio en los tres primero pilones, pero en el último, sombreado por unos pinos, me encontré con renacuajos de
Rana común (Pelohylax perezi) y para mi sorpresa, también con un par de
Sapo partero bético (Alytes dickhilleni), que al encontrarse generalmente en estas sierras, en aguas más frías, no parecía este el sitio más adecuado.
Es de suponer que la puesta la debieron de hacer sus congéneres cuando el sol no calentaba tanto el agua y que después las larvas se fueron encontrando con el problema conforme entraba el verano y subían las temperaturas.
En la siguiente visita, aproximadamente un mes después, ya no encontré ningún renacuajo de
Sapo y si continuaban los de
Rana. Si bien una
Culebra viperina (Natrix marura), estaba haciendo estragos en los pilones, por lo que me quedó la duda de si la causa de la desaparición de estos fue de ella, de la alta temperatura, o de que simplemente habían completado el ciclo.
Esta vez si llevé un termómetro para ver hasta donde podría llegar el agua en cada uno de los pilones. Tomada a unos diez centímetros de la superficie, este fue el resultado:
Primer pilón: 38 º, ningún anfibio.
Segundo pilón: 34 º, renacuajos de
Rana.
Tercer Pilón: 27 º, renacuajos de
Rana y
Culebra.
Cuarto pilón: 25 º, renacuajos y un par de adultos de
Rana.
El año que viene intentaré comprobar si las puestas se desperdician o no, aunque no parece que la cosa pinte bien.